Un grupo de fieles decidió comprometerse con la orden de las carmelitas descalzas y ayudar a la comunidad santafesina. Comparten la oración con las Carmelitas Descalzas del monasterio ubicado en López y Planes al 4100, que festejó los 75 años de su creación. Buscan profundizar el compromiso cristiano recibido en el bautismo e invitan a la comunidad a sumarse.
TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. GUILLERMO DI SALVATORE y gentileza carmelo seglar.
Este año se conmemoró el 75º aniversario de la fundación del Monasterio de San José y Santa Teresita, también conocido como de las Carmelitas Descalzas, ubicado en avenida López y Planes 4116 de nuestra ciudad.
Este monasterio -que peregrina en oración y entrega silenciosa en la Arquidiócesis de Santa Fe, bajo la advocación y protección de San José y Santa Teresita- está compuesto actualmente por 13 religiosas de votos solemnes, provenientes de distintos puntos del país. Incluso, cuentan con la presencia de la primera novicia en ese convento, quien -con 97 años- es testigo, testimonio y nexo con los inicios de la institución.
Hace 13 años, las hermanas de clausura convocaron a un grupo de fieles que concurría a la misa del Carmelo para proponerles que se unieran a la orden en calidad de seglares. Gloria Borri de Jerkovich, María Adela Salvadores y Fabiana Retamal de Botta forman parte del grupo fundador del Carmelo Seglar y dialogaron con Nosotros para contar en qué consiste su actividad al servicio de la Iglesia y cómo viven esta espiritualidad.
“El Carmelo Seglar es una rama de las tres que componen la orden de las Carmelitas Descalzas, junto a los frailes (que son apostólicos y dan a conocer la espiritualidad) y a las hermanas de clausura (su oración es muy fecunda y, por estar escondidas, implica una relación más profunda con el Señor). Somos un grupo de 15 laicos que vivimos nuestra vida familiar (hay casados, solteros y viudos) y pertenecemos a la orden en la misma jerarquía que ellos. Nuestro mayor deseo es que la gente nos conozca y que se acerque a la capilla del Carmelo para saber cómo es nuestra espiritualidad y compromiso, que es el del bautizado: vivir en profundidad el bautismo de todo cristiano, centrando nuestra vida en Jesucristo y en seguimiento a Él, al servicio de la Iglesia y de ayudar en lo que podamos a los hermanos. Ocurre que, a veces, las pequeñas cosas de cada día tenemos que hacerlas con la mirada en Dios y en nuestros hermanos”, plantearon.
También recordaron que “nacemos de la necesidad de las hermanas. Cuando llegamos nadie sabía qué era el Carmelo Seglar. Como éramos asiduos concurrentes a la misa del Carmelo y nos gustaba mucho su espiritualidad y los santos de la orden, una de las prioras del convento nos llamó y nos invitó a participar como seglares. Así, fuimos conociendo cada vez un poco más y metiéndonos en la orden. Realmente, sentimos que es un llamado, una vocación, distinto a las actividades eclesiales, del estilo movimiento, en donde uno puede decir que no le gusta y sólo está un tiempo”.
FELICES EN LA ORDEN
El Carmelo Seglar -al igual que los frailes y las hermanas- tiene estatutos y constituciones que lo rigen. Quienes sienten la vocación o el llamado de Dios a la orden tienen la posibilidad de realizar las denominadas promesas.
En este sentido, las integrantes del Carmelo Seglar precisaron que “así como las monjas y los frailes tienen sus votos de pobreza, castidad y obediencia, nosotros tenemos lo mismo pero en promesas. Si la persona sigue un llamado más personal, también puede recibir los votos pero el único que no puede recibir es el de pobreza; sí de castidad y obediencia, porque no podemos renunciar a nuestros bienes, como lo hacen los religiosos. Esto se hace en el estado de vida que cada persona tiene, tanto casados como solteros o viudos”. Y aclararon que “estos votos de castidad y obediencia pasan por la pureza del espíritu y del corazón en este llamado; no se debe entender mal la castidad y la obediencia dentro del matrimonio. Estamos felices de pertenecer a la orden”.
También informaron que el Carmelo Seglar está compuesto por un Consejo de cada comunidad. Ésta es la de San José y Santa Teresita, su presidenta es María Adela, y Fabiana preside el Consejo Nacional OCDS de Argentina (Orden Seglar de los Carmelitos Descalzos). Cuentan con el acompañamiento del asesor nacional, el Padre Pablo.
Según se explica en su página web (www.ocds.com.ar) “son fieles de la Iglesia llamados a vivir en obsequio de Jesucristo a través de la amistad con Quien sabemos nos ama, sirviendo a la Iglesia. Bajo la protección de Nuestra Señora del Monte Carmelo, según la inspiración de Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y la tradición bíblica del profeta Elías buscan profundizar el compromiso cristiano recibido en el bautismo”.
Por otra parte, comentaron que se reúnen cada 15 días, “los primeros sábados de cada mes, a las 18, en el Carmelo, Av. López y Planes 4108 (donde está el convento y la capilla). Hacemos con las hermanas la liturgia de la oración, compartida y cantada con ellas. Es algo maravilloso y todos están invitados, es abierto a la comunidad. Después hay una oración Teresiana, especial, para que la gente conozca algo más de esta espiritualidad. Están las puertas abiertas para que nos conozcan y sepan más de la espiritualidad. Les damos materiales para profundizar un poco más en el tema, para que se empiecen a formar, si les interesa. Damos las herramientas pero la persona tiene que ir descubriendo si está llamado a esto. Si no es así, sigue viniendo, es amiga del Carmelo, porque la espiritualidad le gusta pero quizás no siente el llamado para tomar un compromiso mayor, de promesas, de estar en este camino”.
En este punto, remarcaron que “a veces, las personas llegan buscando un momento de silencio, de oración, de encuentro. Nuestra oración es de silencio, de recogimiento. y muchas veces, nos dicen que ahí encontraron un momento de paz, tranquilidad, para poder rezar y encontrarse con el Señor”.
SANTA TERESA Y LA ORACIÓN
Por último, agregaron que “nuestro fuerte es la oración, ese encuentro, esa experiencia, que es lo que tratamos de enseñar. Es un camino especial que Santa Teresa marca cómo hacer. Ella dice que la oración es tratar de amistad con quien sabemos que nos ama; es un trato. Para tener una amistad con otro tengo que tener un trato frecuente, para conocerlo. Es una relación de amor. Todos estamos llamados a participar de esta amistad con Dios. Por eso nos piden mucha oración o se les pide a las hermanas que recen por otras personas. Es algo que nos fortalece, que ayuda tanto”.
Y concluyeron diciendo que también realizan “charlas de formación y encuentros, además de retiros regionales anuales. Nos formamos con la espiritualidad de Santa Teresa, San Juan de la Cruz y Santa Teresita y otros santos de la Orden, que son muchos. Incluso, tratamos de darlos a conocer y para ello hemos traído de Ávila, de la Universidad de la Mística, a su director general. Fue una actividad de formación abierta que realizamos en la Universidad Católica y también estuvo destinada a las escuelas para dar a conocer la espiritualidad”.
Con motivo de la celebración del 75º aniversario de la fundación del Monasterio de San José y Santa Teresita, su comunidad editó una publicación que hace referencia a su creación. A continuación, resumimos algunos de sus párrafos.
“Fue Rosario Palacio de Villar, una mujer viuda, quien en 1934 advirtió el rápido incremento del protestantismo en el barrio donde se erige este monasterio, lo que atraía a muchas familias con ayudas materiales. Conmovida y apenada ante tal situación y movida por un gran celo apostólico se decidió a fundar una escuelita para niños que los instruyera en la fe cristiana.
A pesar de que muy cerca del lugar funcionaba otra escuela, se allanaron las dificultades que esto implicaba y pronto la nueva escuelita inició sus clases, bajo el patrocinio de San José. Allí se daban clases de religión y se preparaba a los niños para la Primera Comunión. Se fueron incorporando a esta tarea otras mujeres comprometidas en la fe, como Alicia Sarsotti y María Belloti, y una religiosa Hija de Nuestra Señora del Calvario. Esa actividad catequística se siguió desarrollando en esa capilla hasta 1985.
Los días de fiesta los asistía espiritualmente un padre Agustino Recoleto, ya que el barrio pertenecía -entonces- a su jurisdicción. Poco tiempo después, el arzobispo Nicolás Fasolino concedió el permiso para la celebración de la Santa Misa, todos los días festivos.
Todo esto entusiasmó a los padres de Rosario Palacio de Villar, quienes la alentaron con la idea de fundar un colegio de religiosos y ellos le darían la casa para ese fin. Rosario acogió dicha propuesta aunque en su corazón albergaba el poder fundar un monasterio porque veía con gran claridad el valor de la oración.
En marzo de 1936, Rosario comentó al arzobispo su deseo de fundar en la diócesis un monasterio de clausura, en conformidad con su madre y una hermana y con el beneplácito de su director espiritual. Por entonces, los centros evangelistas se iban aislando hasta extinguirse del todo.
Por ese mismo tiempo, Mercedes García, luego señora de Wathelet, deseaba la fundación de las Carmelitas Descalzas en nuestra ciudad. En 1936, se enteró que una señora de Córdoba ofrecía costear una fundación de esa Orden en Santa Fe. Fue el arzobispo Nicolás Fasolino quien la animó, ya que él quería para la arquidiócesis a las hijas de Nuestra Señora Madre Teresa de Jesús.
Mercedes se puso en contacto con las Madres Carmelitas de Córdoba y luego con el Monasterio de Regina Martyrum de La Plata. Tras varias gestiones infructuosas, finalmente se concreta la autorización para la fundación del Carmelo santafesino. La inauguración se concreta el 15 de marzo de 1938, aunque se solicitaba que fuera el 19, Día de San José, ya que el arzobispo tenía un solemne pontificial en la Parroquia de los Padres Agustinos aquel día.
Luego de un tiempo de la fundación del convento se fue experimentando la frialdad e indiferencia y hasta la poca simpatía hacia la vida contemplativa. La vida de clausura no encontraba eco en una ciudad de poca fe. Ante esta situación, que se iba haciendo notoria para la comunidad, el arzobispo se vio en la necesidad de publicar en el diario un pedido a las religiosas y personas piadosas para que se acercaran al Monasterio. Con generosidad acudieron los fieles al llamado del Prelado.
En la capillita del Convento se realizaban todos los oficios relativos al Culto divino, se daba instrucción religiosa a los niños de esta zona, obra llevada a cabo por la señora Villar, quien -libre ya de todas las dificultades- vivía en una habitación exterior del Convento. Se consagró al Carmelo trabajando denodadamente para llevar a cabo la obra del futuro edificio. Por este motivo, el arzobispo no le permitió ingresar como religiosa hasta que no estuviera la obra en marcha.
El 19 de junio de 1944 ingresa a la Comunidad como postulante Rosario Palacio de Villar, después de vencer un sinnúmero de dificultades y dilaciones impuestas por el mismo arzobispo. Dichas dificultades le sirvieron para afianzarse más en la vocación de Carmelita Descalza. Una de las principales causas fue el dar tiempo a que su única hija (religiosa en el Instituto del Niños Jesús) pronunciara sus votos perpetuos.
Se adaptó, finalmente, a la vida religiosa a pesar de sus 48 años. Vistió el Santo Hábito el 21 de diciembre de 1945 y recibió el nombre de Hna. María de Jesús Sacramentado. La Santa Misa fue presidida con profundo gozo por el arzobispo Nicolás Fasolino. Hizo su Profesión Simple el 2 de febrero de 1946 y la Solemne el 3 de febrero de 1949. Partió a la Casa del Padre el 5 de mayo de 1978”.
Hace 13 años, las hermanas de clausura convocaron a un grupo de fieles que concurría a la misa del Carmelo para proponerles que se unieran a la orden en calidad de seglares.